martes, 9 de noviembre de 2010

Atlas Sound - Logos


Atlas Sound
Logos
[Kranky, 2009]
9.2

La década agoniza. En unos cuantos días su cadáver comenzará a apestar. But we have the music… Crisis por todos lados, recesión, depresión, económica y psicológicamente colectiva. High water everywhere… pero seguimos teniendo la música. No fue una mala década después de todo. Una increíble variedad de estilos, gracias en parte, sin duda alguna, a lo relativamente fácil que resulta hacer música. Así el quehacer musical se acerca cada vez más al poético. De la misma manera que el poeta crea en la intimidad de su habitación-refugio, frente a un ordenador, así el músico del nuevo siglo, de “the aughts” genera paisajes musicales con un teclado y un mouse. La era de los grandes estudios se ve cada vez más lejana, los músicos de sesión tendrán que conformarse con trabajar para soundtracks de películas de serie B o bar mitzvahs y las grandes orquestas están confinadas a secundar a neo-divas y tenores crossovers o a interpretar música incidental para producciones de Disney. La música y la naturaleza amigos míos, han separado sus caminos.

Esta década que nos deja, ha sido la más revolucionaria, las más experimental, radical y agresiva desde los 60’s. Sólo que ahora los descubrimientos, las odiseas y los viajes cósmicos no intenta cambiar al mundo. La paz no solo es imposible, además es aburrida; la comunión entre credos y etnias distintas parece cada vez más natural, dado que artistas de latitudes distintas acuden al auxilio de unos y otros en busca de ideas y motivos. Así que al parecer no queda mas que alejarse de políticas y panfletos y encerrarse en el cuarto de edición a manipular loops, delays, reverbs y multi-layers en busca del único territorio que parece seguir siendo virgen, y que posiblemente siempre lo será: la conciencia individual.

Parece imposible que un álbum logre sacudir al mundo como en su momento lo hicieron los de The Beatles, Led Zeppelin y Pink Floyd. Siempre habrá, de eso no hay duda, fanáticos del sonido, en busca de la edición japonesa de Funeral de Arcade Fire o de la edición remasterizada de Beatles for Sale, pero en esta frenética era el dedicar una hora a escuchar de principio a fin el nuevo álbum de Animal Collective o de The Black Eyed Peas parece ser un lujo que muy pocos pueden darse. Quedo atrás la época del obsesivo escrutinio de letras en busca de mensajes ocultos o de intentar identificar quien es mejor baterista Keith Moon o John Bonham revisando la discografía completa de, respectivamente, The Who y Led Zeppelin. Ahora lo más razonable es llenar el iPod, o al menos la biblioteca de iTunes, con la música que nos interesa escuchar, seleccionar el modo de reproducción aleatoria y esperar con paciencia a que alguna canción nos sorprenda con un coro irresistible o una linea memorable.

Los nuevos artistas lo saben, o al menos los más visionarios. Vale la pena esperar un día nublado, de esos que últimamente abundan, mejor si además es frío y desolado; preparar un café o abrir la botella de vodka, sentarse junto a la ventana y perderse un rato mientras el más reciente disco de Bradford Cox, alias Atlas Sound, te hace redescubrir lo dulce que puede ser la melancolía, que pese a crisis y tormentas, seguirá siendo un medio universal para darle cabida a la belleza.

Standout Track: Walkabout

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