miércoles, 23 de febrero de 2011

Amanecer [Sunrise]


Amanecer
Sunrise
F.W. Murnau
[20th Century Fox, 1928]
10.00

Amanecer comienza y termina siendo un film noir tirándole a melodrama. Hay una femme fatale, un hombre atormentado por la tentación y una posible víctima. La historia intenta (y logra) ser tan universal que los personajes no tienen nombre. El hombre, la esposa, la mujer de la ciudad. Es planeado un asesinato, el hombre y su esposa en el bote, “Vamos a dar un paseo por el rió”, un perro aumenta la tensión, él no puede hacerlo. Llegan a la otra orilla, ella huye despavorida. Él la persigue, suben a un tranvía, llegan a la ciudad. Entran a una iglesia, donde una boda se está llevando a cabo. Él rompe en llanto, culpable, liberado. Ella lo perdona. Entonces la media hora (aprox.) más dulce de la historia del cine es puesta en escena. Los (re)enamorados recorren la ciudad, campesinos fuera de lugar. Un salón de belleza, un estudio fotográfico, un feria de escenario futurista que recuerda a Metrópolis. El mundo nunca fue tan sencillo: slapstick, malentendidos, comedia física. Un gag genial seguido por otro. Toman el camino corto a casa. Hay una tormenta, ella cae al agua. ¿Será una revancha del destino? ¿Un mensaje de que después de todo realmente el amor está perdido?
No les contaré en que termina.
Esta es una de esas cintas que todo mundo recomienda. O, aclararé, que todo mundo que dice saber de cine, recomienda. Murnau había hecho carrera en el cine alemán. Traía a sus espaldas nada más y nada menos que Nosferatu y The Last Laugh, celebre por ser la primer cinta que prescindía de títulos que ayudaran a explicar la historia. Un ejemplo de la importancia que le daba a la imagen por si misma. Esto es obvio a lo largo de esta cinta: la cámara rara vez permanece quieta, fluye y baila con inusitada gracía, trabajo majestuoso de dos directores de fotografía: Charles Rosher y, sobretodo, Karl Strauss. La secuencia en la ciudad es el ejemplo más obvio. Con un maravilloso efecto artesanal seguimos a la pareja mientras los autos atraviesan el cuadro delante y detrás de ellos.
Situada en un momento clave de la historia del cine -cuando el cine mudo logró su punto más alto, sólo para prepararse para su desaparición-, la película es un ejemplo claro (comparado con La Pasión de Juana de Arco o The Last Command) de lo que aquellos directores europeos de finales de los 20’s intentaban: que la cámara hablara por si misma, que capturara le esencia de los actores/personajes y que fuera capaz de transportarnos a un mundo en ensueño. Lástima que el sonido los tomó por sorpresa. Dios te maldiga The Jazz Singer

[Lástima que acabo de ver esta película, de haberla visto antes sin duda la hubiera incluido en el Top Ten del 14 de Febrero]

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