martes, 2 de agosto de 2011

Improvisación #14

te veo. te siento. te escucho.
descifro con más habilidad que suerte el enigma de tus dedos
alargados.
y sufro.
porque conoces mi juego tan bien como yo conozco el tuyo.

conozco tus mentiras/ porque las he dicho ya mil veces.

me aburro facilmente con tu indecisión y al
despertar del día siguiente encuentro renovamos
mis impétus por vencerte) por hacer que te rindas
que capitules y esperes, que
hagas lo que yo nunca
había podrido esperar.

te veo, te siento, te escucho:
no todo es tan simple como podría serlo
ni es tan complicado como busco volverlo.

no caeras en mi juego, nunca habrás de rendirte
y te veo: y no quiero coger contigo, ni hacer el amor como en esas películas
dónde todo se reduce a la magia del montaje,
quiero dormir contigo, solo eso-
dormir en la más inocente acepción de la palabra.

perderme en lo oscuro de un cuarto, contigo a mi lado.
escuchar como tu respiración de debilita, como tus párpados
se caen bajo el peso de dos monedas de cobre
y como sueñas mientras respiras tranquila.

pero de pronto esa certeza. el que no eres mía
el que nunca serás mías, el que no podré
hacerte "mía" se mezcla en mis cienes con esas palabras
"uno solo conserva/lo que no amarra"

y sonrío con cinismo y sorpresa, y me muerdo los labios;
y aclaro, que no es una queja, ni una advertencia,

y veo con terror como este poema se va a la basura,
y me siento aterrado al descubrir que me inspiras y me (in)utilizas
con lo poco dispuesta que estás a perderte en mi abismo.

y el poema se extiende. pierde sentido. y muere ante ti,
agotado de tanta idea que no encuentra salida, bajo el pobre
simulacro de la palabra escrita.

y pienso que si fueramos lluvia, yo sería una llovizna
y tu un huracán destrozando la playa.

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