Un puñado polvoriento de piropos sucios, que nunca entenderías,
Una caja repleta de mentiras piadosas decorada con esmero con un moño y dos flores,
Una cama inquieta donde cada noche se debe practicar por obligación y costumbre
The mystery dance, juntos a mis poemas caducos y mis sueños de polvo de cristal.
Te ofrezco estaciones mancas, trenes que vuelven después de una hora,
Después de falsas despedidas envueltas en celuloide, y mucha música, eso si
Te ofrezco a the strokes, a varese, a jelly roll morton y a veces a bach,
Aseguro tardes de cine europeo y mucho whisky y mucho vodka y algo de tequila
y, si el cielo sonríe y los tiempos son buenos, uno o dos puñados de anfetaminas
Y largos paseos junto a ríos ya resecos. Y paranoias indelebles,
Pesadillas monocromáticas con mucho sudor y temblar de los huesos.
Delgados hilos de luz que se cuelen para rodear tu cintura, y mis manos,
Siempre aquejadas de fiebre, siempre sedientas de piel, siempre
Manchadas de sangre de tinta y saliva.
En pocas palabras sólo puedo ofrecerte mi calentura, mi locura y, si los astrólogos lo aconsejan, mi completa dependencia.
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